Se pasaban los días planeando cómo decorar su habitación, discutiendo qué juguetes compartirían e imaginando cómo sería la vida con una hermanita con la que jugar. Ver el entusiasmo de sus hijos levantaba el ánimo de Veronica.
Cuando por fin llegó el momento, James y Veronica embarcaron en un vuelo a Rumanía con el corazón rebosante de ilusión. El viaje parecía surrealista: una mezcla emocional de aeropuertos, documentos extranjeros y horas de ansiedad. Navegar por el sistema de adopción rumano no fue fácil.