Una mujer graba en secreto a un niño adoptado que no era quien decía ser

Verónica se enfrentó a Esther, con la voz temblorosa por el pánico controlado. «¿Qué le has dicho a Arthur?» Esther la miró, inexpresiva. «Sólo estaba bromeando», respondió con voz monótona. «Sólo está siendo un bebé» Sus palabras, tan carentes de remordimiento, helaron a Veronica hasta la médula.

Aquella noche, despierta, sintió que su sentido de la realidad se desvanecía. Había luchado tanto por este sueño, pero ahora se deshacía ante sus ojos. Mirando fijamente en la oscuridad, se preguntó: ¿Quién era Esther en realidad? ¿Y cuál era la razón de su extraño comportamiento?