Hubo vistas judiciales, entrevistas con funcionarios y evaluaciones finales de salud. Pero todos los retos se afrontaron con serena determinación. Al coger la mano de Esther por primera vez, Veronica sintió una certeza inquebrantable de que todos los esfuerzos habían merecido la pena.
El vuelo de vuelta a casa estuvo lleno de momentos tranquilos: James abrazando a Esther mientras dormía en sus brazos y Veronica observándoles con una apacible sonrisa en la cara. Mientras el avión descendía, Veronica supo que su vida iba a cambiar para siempre. Sin embargo, no sabía que no sería para mejor.