Jason negó con la cabeza. Un vale no relajaría sus nervios ni aliviaría su agotamiento tras el agotador viaje de negocios que acababa de realizar. «¿Hay alguna posibilidad de cambiar a otra persona a clase turista?», preguntó, desesperado por encontrar una solución.
El agente le miró con pesar. «Lo siento mucho, pero no hay sitio en la cabina business. Ojalá pudiera hacer algo» Jason cogió su maleta de mano con rabia, sintiendo que su vuelo a casa, meticulosamente planeado, se deshacía por segundos.