Jason se recostó en su asiento, tratando desesperadamente de concentrarse en otra cosa que no fuera la irritación que bullía en su interior. Durante unos minutos, reinó la paz. El zumbido de los motores se convirtió en un telón de fondo relajante, y Jason sintió que empezaba a relajarse.
Entonces empezó. Un golpeteo suave pero persistente contra el respaldo de su asiento. Los músculos de Jason se tensaron. Intentó ignorarlo, esperando que cesara. Pero las patadas continuaron, cada golpe era un recordatorio deliberado de la presencia de la mujer rubia detrás de él.