¡Este hombre tuvo suficiente! ¡Mira cómo decidió darle una lección a una dama con derecho!

La mujer rubia resopló y se cruzó de brazos, insistiendo aún en la suciedad del compartimento superior. Jason y los demás pasajeros intercambiaron miradas de fastidio e incredulidad. La tensión en la cabina era palpable, y todos guardaron silencio para no retrasar más el vuelo.

La azafata regresó e hizo un gesto al hombre negro para que la siguiera. «Tenemos un asiento para usted más arriba, señor», dijo, con tono tranquilizador. Él asintió, se levantó y lanzó una última mirada de desaprobación a la mujer rubia antes de alejarse por el pasillo.