¡Este hombre tuvo suficiente! ¡Mira cómo decidió darle una lección a una dama con derecho!

La azafata respiró hondo, su paciencia se estaba agotando. «Señora, le aseguro que los compartimentos superiores están limpios y son seguros. Tenemos que cumplir las normas de seguridad» La rubia puso los ojos en blanco, pero antes de que pudiera replicar, una nueva tensión crepitó en el aire.

«¡Me gustaría sentarme, señora! Por favor, retire su bolsa de mi asiento» Bramó el pasajero con el que discutía, un negro alto que había estado observando el intercambio con creciente frustración. «No voy a mover mi bolso», espetó la mujer rubia, agitando despectivamente la mano. «No entenderías el valor de algo así»