¡Este hombre tuvo suficiente! ¡Mira cómo decidió darle una lección a una dama con derecho!

Justo cuando empezaba a sumirse en una esperanzadora evasión, un fuerte chillido surgió de detrás de él. «Tengo que dejar mi bolso en el asiento del medio», insistió la mujer rubia, elevando la voz por encima del estruendo. «¡Es mi espacio personal!» El pasajero con el que discutía parecía desconcertado, tratando de explicarle que el asiento no era para el equipaje.

Jason apretó la mandíbula, sintiendo la frustración burbujear en su interior. Aquella mujer parecía decidida a amargar el vuelo a todos los que la rodeaban. Pensó en intervenir, pero decidió no hacerlo. No quería agravar más la situación.