Un hombre sigue a un alce herido en el bosque: ¡lo que descubre a continuación pone su vida patas arriba!

Desde aquel día, Jacob había vuelto a la comisaría con regularidad, con la esperanza de que alguien le escuchara por fin. Pero en todas las ocasiones le lanzaban miradas desdeñosas, asentían con la cabeza y se negaban cortésmente. Para ellos, no era más que otro periodista luchador en busca de una historia sensacionalista. Pero no lo hacía por eso.

El bosque era su hogar. Tras la muerte de sus padres, era lo único que le quedaba de su infancia, el único lugar donde aún se sentía unido a ellos. Ver cómo su silencio se llenaba de sufrimiento, era insoportable. No perseguía una primicia: intentaba proteger lo que más le importaba.