Avanzó con cautela y echó un vistazo alrededor de la roca. Su respiración se entrecorta. Más allá del claro había una enorme instalación industrial, más grande de lo que había imaginado. Unos focos cegadores iluminaban la zona y proyectaban sombras espeluznantes sobre los árboles. Los hombres se movían con armas de fuego y maquinaria pesada.
Se le revolvió el estómago. Esperaba que hubiera madereros ilegales o intrusos. Pero aquello era una operación. Grandes pozos de excavación marcaban el suelo del bosque y sus profundidades desaparecían en la oscuridad. Cintas transportadoras llevaban trozos de roca y tierra hacia los camiones que esperaban. Le temblaron las manos al darse cuenta de la magnitud de lo que estaba ocurriendo.