Sólo tienes que pellizcar el extremo inferior y pelar. Verás que la piel se desprende sin esfuerzo, evitando esos molestos trozos fibrosos. Cuando se trata de plátanos, lo mejor es seguir a los expertos: ¡nuestros amigos los monos!
Sólo tienes que rociar un poco de Windex en cada zapato, esperar unos segundos y luego pasar suavemente un paño seco. Este sencillo método no sólo limpia, sino que también restaura el lustroso brillo, haciendo que tus zapatos de charol deslumbren como nuevos.