Encuentre el extremo con el hueso más grande en la parte plana del ala. Gire y extraiga el hueso más pequeño y haga lo mismo con el más grande. Si lo haces bien, convertirás cualquier alita en un suculento manjar deshuesado. ¡Pruébalo y conviértete en el maestro de las alitas en tu próximo festín!
Sujeta la cuchara boca abajo y raspa la piel con un movimiento firme y hacia delante. Verás que la piel dura del jengibre se desprende con facilidad, conservando más parte de la pulpa. Es el truco de cocina que no sabías que necesitabas, ¡hasta ahora!