Se preguntó cómo alguien podía ser tan descortés. Llegó a la conclusión de que lo mejor sería callarse y ser cortés. Sólo quería ser la mejor persona y olvidar todo el incidente. Inspiró profundamente, dejando escapar un «suspiro» lento y profundo antes de cerrar los ojos y exhalar suavemente.
Hizo un esfuerzo por recordar el consejo habitual de su instructor de mindfulness de dejar ir las cosas que escapan a tu control. Un fuerte «golpe» contra su espalda puso fin bruscamente a su momento de tranquilidad justo cuando empezaba a relajarse y a dejar vagar sus pensamientos.