Este hombre había llegado a su límite y dio una lección a un niño pateador de asientos y a su madre

«No se trata sólo de ruido. Se trata de enseñar respeto, ¡algo de lo que claramente carecemos aquí!», gritó, con el eco de su voz.Indomable, y aún llena de rabia, la mujer le espetó: «Y tú eres la personificación del respeto, ¿no?» ¡Una madre a la que gritan delante de su hijo!

La discusión se había convertido en un drama en toda regla, un brutal y llamativo intercambio de palabras e ideas que tenía lugar dentro de la zona pequeña del autobús. La anciana sentada junto a José se volvió de repente hacia él, con expresión seria pero preocupada. Afirmó tajante y sin aspavientos: «Joven, ya basta»