Este hombre había llegado a su límite y dio una lección a un niño pateador de asientos y a su madre

¿Cómo podía tener este niño tanta fuerza y resistencia esas piernas tan cortas y rechonchas? Las patadas eran cada vez más contundentes, y ahora el niño ponía todo su peso en ellas. Cada una de ellas reverberaba en el tenso cuerpo de José.

Apretó los dientes, esforzándose por mantener una expresión neutra y evitar llamar la atención. Después de soportar unas cuantas patadas más, la paciencia de José finalmente se agotó. Rápidamente se dio la vuelta y dirigió al joven una mirada severa, haciendo que su sonrisa pícara desapareciera al instante.