Con esta esperanza, José se concentró en recuperar la compostura, creyendo que pronto podría relajarse y disfrutar del resto del viaje en paz. Mientras el autobús se deslizaba suavemente por la carretera y José se acomodaba en su asiento, contempló la tranquilizadora vista de las nubes al otro lado de su ventanilla.
Observar el mundo exterior siempre le proporcionaba un relajante respiro de las exigencias de su vida profesional. Aprovechando este momento de tranquilidad, José se concentró en el sereno paisaje, tratando de ignorar las continuas patadas contra el respaldo de su asiento.
Cada patada contra el asiento de José era como una pequeña explosión que le sacudía hacia delante. El fino cojín del asiento del autobús no ofrecía ninguna protección cuando las zapatillas del chico golpeaban con fuerza el respaldo de plástico. Golpe seco. Golpe seco. Los impactos se sucedían sin tregua en la parte baja de la espalda y los hombros de José.