Este hombre había llegado a su límite y dio una lección a un niño pateador de asientos y a su madre

La escena caótica no hacía más que aumentar la irritación de José, que cada vez estaba más molesto con todos los que le rodeaban. Empezó a preocuparse por cómo aguantaría cinco horas en un ambiente tan desordenado.

Para su consternación, el autobús era aún más estrecho de lo que había previsto. Los pasajeros iban apretados hombro con hombro en asientos estrechos. Cuando localizó su fila, intentó colocar su equipaje de mano en el abarrotado compartimento superior, lleno ya del equipaje de otros pasajeros.
Tras varios intentos, por fin consigue meterla. Respira hondo y se hunde en el asiento. Inmediatamente, sus rodillas chocan contra el respaldo. José intentó ponerse cómodo, pero con las rodillas apretadas contra el asiento de delante, era imposible.