Lo que hace que esta pequeña casa sea aún más conmovedora es su origen. Construida por un abuelo devoto para su hija y su nieto, sustituye su modesto apartamento por un refugio de confort. Como puede ver, está llena del encanto de la madera, la belleza botánica y la inteligente distribución que definen esta obra de amor.
La que fuera sensación mundial vive ahora sencillamente en esta casa con su marido, Bernard d’Ormale. Su casa, al estilo de los años 70, es un refugio donde se aferra a la pluma y al papel para su fundación de defensa de los derechos de los animales. Rodeada de varios animales, cuida de su capilla y disfruta de la soledad a sus 85 años, concentrándose en actividades significativas como los crucigramas y el visionado ocasional de películas.