Puedes ver por qué el empleado podría haberse confundido. Will y William se parecían tanto que era fácil confundirlos. Curiosamente, algunas personas han atribuido falsamente este caso a la adopción de la toma de huellas dactilares.
Es difícil creer que algo pueda permanecer intacto después de pasar dos décadas en un lago, pero esta historia parece sugerir lo contrario. Supongo que esto demuestra que, a veces, las cosas más inesperadas pueden suceder.