Un pequeño truco: arranca una página de un periódico, arrúgala y rellena tus zapatos con ella. Este método funciona sorprendentemente rápido y el periódico es súper absorbente.
Si tienes un pomelo y un poco de sal a mano, estás de suerte. Parte el pomelo por la mitad y espolvorea un poco de sal. Luego, úsala para frotar esos asquerosos anillos hasta que desaparezcan.