Sabemos lo que estás pensando: ¿Quién iba a decir que la pasta de dientes era tan versátil? De todos modos, solo tienes que usar un poco menos de una cantidad del tamaño de un guisante y frotar muy suavemente con un cepillo de dientes viejo. Después de enjuagarlo bien, quedará como nuevo.
Con un bol de agua tibia y media cucharadita de champú, tu cepillo estará listo para el baño. Sumerge el cepillo en el recipiente y déjalo sumergido (excepto los cepillos de madera, sólo el cabezal) durante unos cinco minutos. Enjuágalo bien y ya estará listo.