Pero esta vez todo se alineó a la perfección. En el calendario de Tom apareció un raro descanso de diez días y aprovechó la oportunidad con entusiasmo. Con los preparativos del viaje en plena ebullición, recorrió la ciudad a toda velocidad, comprando y organizándose.
Pero en su primer día en Bali ocurrió algo inesperado: se encontró con un gatito solitario en la calle. Abandonado y hambriento, sus maullidos llamaron la atención de Tom. En cuanto lo vio, supo que tenía que salvarlo.