Sus ojos ardían con una intensidad que no dejaba lugar a dudas, y la gravedad de su súplica flotaba en el aire. Su voz temblaba ligeramente mientras describía cómo los monos habían sido manipulados para atraer a turistas desprevenidos a las oscuras profundidades de la jungla.
A medida que Tom describía vívidamente la situación de los monos utilizados como cebo involuntario y la espantosa vulnerabilidad de los turistas, se hizo el silencio en la sala. El escepticismo inicial de los agentes empezó a desmoronarse.