Un mono arrastra a un gatito y su dueño se sorprende al descubrir la verdad

Los monos, lejos de ser inocentes, habían sido astutamente adiestrados para actuar como cebo. A cada mono se le había enseñado a robar objetos de valor a turistas desprevenidos, atrayéndolos a la selva con sus payasadas aparentemente inofensivas.

Lo que parecía un comportamiento inocente era en realidad parte de una cruel trampa. A cambio de su «trabajo», los monos eran recompensados con restos de comida. Estas golosinas los mantenían obedientes y leales, y su papel en el plan se mantenía gracias al soborno.