Un gato callejero no para de traer objetos extraños a casa y su dueño encuentra un mensaje oculto

Los días se convirtieron en semanas, y Orion prosperó bajo el cuidado de Eliza. Ella instaló un pequeño rincón en el salón, con un poste para rascarse y juguetes esparcidos. Cada noche, mientras tecleaba en su portátil de trabajo, Orion se acurrucaba a su lado, ronroneando suavemente.

A pesar de su apacible comportamiento, Orion demostró tener un don para las travesuras. Descubrió cómo abrir a zarpazos las puertas de los armarios y buscar montones de polvo debajo del sofá. Eliza encontraba entrañable su curiosidad sin límites, un reflejo de su propio afán de exploración y de nuevos comienzos en Maplewood.