Pasó la mañana imprimiendo carteles de gatos desaparecidos. Con una de las pocas fotos que tenía, una instantánea de Orión en el alféizar de la ventana, añadió una breve descripción: «Gato gris, ojos azules y verdes, responde a Orión. Si lo encuentra, llame» Las metió en fundas de plástico para protegerlas de la intemperie, y las manos le temblaban con cada impresión.
Le parecía surrealista pegar la cara de Orión en postes de teléfono y marquesinas de paradas de autobús. Se aventuró en la cafetería local, la panadería e incluso la pequeña biblioteca, pidiendo permiso amablemente para pegar un folleto sobre gatos desaparecidos en sus puertas. «Es muy simpático», les dijo, tratando de estabilizar su voz vacilante. «Por favor, avísenme si lo ven»