Los gatos tienen muy buen oído, y los cascabeles pueden molestarles. Imagina que tuvieras que pasear todo el día con un cascabel en el cuello: ¡probablemente a ti también te molestarían! Por eso, es mejor no poner un cascabel en el collar de tu gato, sobre todo si se asusta con facilidad.
Si notas que tu gato se acerca a las estufas, se acurruca cerca de la chimenea o intenta esconderse bajo las mantas, es importante que prestes atención. Estos comportamientos muestran que se sienten incómodos con el frío.