Sin embargo, el impacto de los espectadores va más allá de los que participan. Incluso quienes se limitan a observar sin intervenir son percibidos por las víctimas como partidarios tácitos del acosador. Esta observación silenciosa transmite el mensaje de que el comportamiento acosador es aceptable o no se cuestiona, intensificando así el impacto negativo en la víctima.
La presencia de espectadores pasivos puede hacer que la víctima se sienta aún más aislada e impotente, exacerbando el daño emocional y psicológico causado por el acoso.