Este fenómeno, en el que los individuos se fijan en el comportamiento de los demás para guiar sus propias acciones, puede conducir a la inacción en momentos críticos, especialmente cuando los que les rodean no responden a la posible emergencia.
Los espectadores no permanecen pasivos en las situaciones de acoso, sino que influyen activamente en el acoso que observan. Los que participan junto a los acosadores obviamente aumentan el daño infligido a la víctima, contribuyendo directamente al comportamiento dañino.