Cuando una situación no está clara, es menos probable que las personas intervengan porque no están seguras de si su ayuda es necesaria o apropiada. Un notable experimento de 1968 demostró claramente este efecto. En el estudio, se colocó a los participantes en una habitación en la que empezaba a entrar humo a través de una rejilla de ventilación.
Cuando los participantes estaban solos, tenían más probabilidades de detectar el humo rápidamente. Sin embargo, cuando otras personas de la habitación ignoraban el humo, los participantes tenían muchas menos probabilidades de actuar. La presencia de personas pasivas llevó a los participantes a asumir que la situación no era una emergencia.