Ken recordó una experiencia personal en la que tuvo que embarcar en un vuelo. Cuando las puertas de embarque estaban a punto de cerrarse, se dio cuenta de que el hombre sentado a su lado estaba profundamente dormido. El hombre, vestido con unos vaqueros de aspecto rudo y el pelo desordenado, estaba claramente sumido en un profundo sueño.
Ken sintió la responsabilidad de asegurarse de que el hombre no perdiera su vuelo, pero la incertidumbre se apoderó de él. ¿Y si el hombre se enfadaba por haberle despertado? ¿Y si no estaba en el mismo vuelo? Lleno de miedo y ansiedad, Ken empezó a alejarse.