Sin embargo, como suele ocurrir en estos casos, el resultado es lamentablemente previsible. En lugar de detenerse a ayudar, sigue su camino, dejando atrás la escena. Es posible que le falte confianza o decisión para intervenir, lo que contribuye a la inacción constante a su alrededor.
Las emergencias en las que una persona requiere asistencia suelen implicar circunstancias únicas, complejas y a menudo inusuales. Estas situaciones pueden ser altamente impredecibles y exigentes, presentando retos con los que muchas personas nunca se han encontrado antes.