La mente de Emma daba vueltas mientras veía a David abrazar a la mujer que acababa de irrumpir en su ceremonia nupcial. No podía creer lo que estaba viendo: todo este tiempo, David le había dicho que sus padres habían muerto en un accidente de coche y que él había crecido en una casa de acogida. Pero ahora, aquí estaba su madre, sana y salva.
Emma sintió una mezcla de emociones: confusión, rabia y dolor. No entendía por qué David le había mentido sobre algo tan importante. ¿Se avergonzaba de ella? ¿No era lo bastante buena para conocer a su propia familia? Las lágrimas comenzaron a correr por su rostro mientras luchaba por encontrarle sentido a todo aquello.