Pero ahora, de repente, dudaba de todo. ¿Qué significaba esto realmente para él? ¿Era todo real o el sentimiento siempre había sido unilateral? Entumecida por la emoción, dejó que su padre la llevara al altar. Se sentía ajena a su cuerpo y a la situación que la rodeaba. Todo estaba borroso. Era como si se viera a sí misma caminando desde lejos pero no fuera consciente de ello. Como si fuera otra persona la que caminaba hacia el altar, pero en realidad era ella.
Emma miró aturdida durante toda la ceremonia. Oía hablar al oficiante, pero las palabras no le llegaban. Los invitados no parecían darse cuenta y miraban con alegría a la aparentemente feliz pareja. Si supieran lo que realmente estaba pasando, no estarían nada contentos.