Marido ciego recupera la vista, lo mantiene en secreto – ¡La oscura verdad lo deja destrozado!

Pero había algo íntimo en la forma en que se inclinaban el uno hacia el otro. Natalie tocó el brazo del hombre, con una sonrisa suave y cálida. John sintió una oleada de náuseas. Le estaba engañando. No había otra explicación.

Apretó los puños, luchando contra el impulso de irrumpir y enfrentarse a ellos. Pero no, tenía que estar seguro. Tenía que pillarla in fraganti. Esa noche, cuando Natalie volvió a casa, actuó como si nada hubiera pasado.