Cassandra agradeció la comprensión y amabilidad de la comunidad. Sentía que su experiencia la había acercado a sus vecinos. En una ciudad pequeña como Bar Harbor, donde todo el mundo se conoce, era alentador ver cómo la gente se unía para apoyarse mutuamente en momentos difíciles.
Pasó el tiempo y el dolor por la pérdida de Reggie empezó a desaparecer. Cassandra encontró nuevas formas de llenar el vacío que él había dejado. Trabajó como voluntaria en el centro de rescate de mascotas exóticas, ayudando a cuidar de otros animales necesitados. A través de sus experiencias allí, aprendió que el amor no se limitaba a una sola criatura o forma, sino que podía encontrarse en los lugares más inesperados.