La clienta probablemente pidió un look natural, de día. Pero el estilista le puso un montón de máscara de pestañas hasta que parecía un mapache. Esta sesión de maquillaje fue un auténtico desastre, ¡no hay más que ver la mirada de muerte de la mujer! La próxima vez se lo pensará dos veces antes de dejar que le toquen la cara.
A juzgar por su aspecto, es seguro que no volverá a visitar a ese maquillador en un futuro próximo. Una lección sobre la importancia de la sutileza en el maquillaje