Con dedos temblorosos, Tina sacó su teléfono y marcó el número de James, un amable experto en animales que esperaba buscar ayuda. Cuando James contestó, su voz fue una presencia tranquilizadora en medio de toda la incertidumbre. «Tina, ¿qué pasa?», preguntó con auténtica preocupación en el tono.
Tina, con la respiración acelerada, contó rápidamente a James los extraordinarios sucesos de la noche. «James, un oso salvaje me ha traído al bosque. Lleva algo consigo y no puedo dejarlo atrás» Hubo un breve silencio por parte de James, y Tina casi pudo sentir cómo crecía su preocupación.