Un oso irrumpe en una escuela primaria: una profesora llora al ver lo que lleva en la boca

Sintiendo una mezcla de frustración y determinación, Tina decidió que no podía rendirse todavía. Empujó por los pasillos de la escuela, sus pasos resonaban con determinación. Cada negativa reforzaba su determinación, impulsándola a encontrar a alguien, a cualquiera, dispuesto a dar un salto de fe con ella. Finalmente, su persistencia dio sus frutos cuando encontró a Steve, el conserje de la escuela.

Steve, al oír la súplica de Tina, vio la determinación en sus ojos y aceptó ayudarla sin dudarlo un instante. «Veamos qué podemos hacer», dijo, con una voz mezcla de determinación y curiosidad. Juntos se dirigieron a la habitación donde esperaban el oso y su compañero.