De repente, un susurro de viento agitó las ramas por encima de él. Tanto Mike como Nicole volvieron a tensarse, con los instintos gritando que los depredadores podían estar en cualquier parte, especialmente en un bosque tan denso. Durante un fugaz segundo, Mike imaginó una manada de lobos u otro oso acechando en la oscuridad, atraídos por el olor de la sangre. ¿Los protegería este oso o simplemente huiría?
Pero el oso parecía mucho más interesado en la dirección de la fosa que en cualquier nueva amenaza. Inclinó el cuerpo, dejando escapar un pequeño resoplido, como si estuviera impaciente por que Mike reanudara lo que estaba haciendo antes de que llegara Nicole.