Mike Holden creció en una pequeña ciudad, rodeado de espesos bosques y sinuosos ríos. De niño, aprendió a navegar por el bosque de la mano de su abuelo, un viejo guarda forestal con innumerables historias que contar. El amor de Mike por la naturaleza le convirtió en un hombre humilde y observador.
A sus veintitantos años, Mike trabajaba en el Clearwater Inn, un modesto hotel situado junto a una autopista que se cruza con esos bosques tan familiares. Los huéspedes llegaban en busca de tranquilidad o para hacer una escala de negocios. Mike los recibía con una cálida sonrisa, mientras soñaba con grandes aventuras más allá de la rutina diaria.