Una mujer sigue a un lobo hasta el mar tras acercarse a ella en la playa: lo que encontró le rompió el corazón

«Esto es exactamente lo que necesitaba», pensó, abrazándose a sí misma contra una chispa de esperanzada calma. Noemi se metió en el agua hasta los tobillos, disfrutando de cómo la espuma fría le adormecía los pies cansados. Había pasado la última media hora paseando por la curva de la bahía, recogiendo piedras lisas y dejando que el viento desenredara los nudos de sus pensamientos.

La escena parecía casi escenificada para su comodidad: la suave luz del atardecer, la sal en el aire, el profundo silencio de las olas que hacía que el ruido de la ciudad pareciera imposible. Cerró los ojos y se dijo que, por una vez, todo era exactamente como debía ser.