Noemi siempre había sido la persona estable de su familia, la que pagaba las facturas a tiempo, mantenía un apartamento ordenado y ascendía en una pequeña empresa de publicidad porque los clientes confiaban en su voz tranquila y sus ideas claras.
Le encantaba crear campañas que convirtieran productos aburridos en historias que interesaran a la gente. El trabajo era más que un sueldo; era la prueba de que podía construir algo por sí misma. Esa certeza se resquebrajó cuando empezó a salir con Mark.