El chico le dio un fuerte abrazo. Todo acabó bien y todos quedaron contentos. Margaret prometió mantenerse en contacto e intercambió datos con los padres. El conductor de autobús fue aclamado como un héroe en el trabajo y fue invitado a varias entrevistas.
Margaret y el niño, Spencer, siguen volviendo una vez al año al restaurante de comida rápida donde cenaron aquel día.