El rostro de Akenatón, al que da vida la IA, refleja una combinación de dignidad real y severidad. Esta interpretación moderna tiende un puente entre las reliquias antiguas y las imágenes contemporáneas, ofreciendo una perspectiva matizada de un faraón cuyas reformas radicales despertaron tanto respeto como ira.
En el retrato de la IA, la actitud seria de Napoleón habla de una vida dedicada a las conquistas militares y políticas. La nueva versión, sin ropas extravagantes, muestra a una persona cuya determinación y ambición son importantes en cualquier época.