Cuando Chris Daugherty partió hacia Corea, Natasha le dio una emotiva despedida, llena de abrazos sinceros y tiernos besos. Amaba profundamente a su marido y sabía que le echaría mucho de menos, como siempre había hecho. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que esta vez sus sentimientos eran diferentes.
Natasha empezó a sentirse sola sin su marido a su lado. Aunque apreciaba mucho a sus tres maravillosos hijos, había momentos en los que ansiaba un abrazo y algo de afecto de su pareja. A medida que pasaban las semanas, su sensación de malestar se hacía más fuerte, haciéndola preguntarse con frustración: «¿Qué demonios me pasa?».