La aventura empezó con muchos gritos y aspavientos. Cuando Brodie vio que su caña de pescar empezaba a doblarse, sólo podía significar una cosa: había pescado algo grande. Su tío se dio cuenta de que no podía sacarla él solo y corrió a ayudarle. Pero ningún pez salió del agua..
Los hombres temían perder su presa, así que sacaron con cuidado el sedal del agua. Una vez que la presa estaba casi fuera del agua, empezaron a ver aparecer lentamente un objeto coriáceo. Estaba destinado a ser un día de pesca especial para Brodie Brooks, de 11 años. Y vaya si lo fue, pero no de la forma que él había pensado. Su tío le había invitado a salir al agua con él. Brodie había recibido una caña de pescar nueva por su cumpleaños y necesitaba probarla, por supuesto.
Brodie y su tío habían elegido el lago Hartwell, en Carolina del Sur, para su aventura de pesca. Su tío esperaba hacérselo pasar como nunca. El día empezó con los preparativos de la escapada. Los tres hablaban entre ellos mientras esperaban a que picara algo. Tener que llamar a la policía en un día tan tranquilo era algo que nunca hubieran esperado.