Tus hábitos diarios pueden hacer o deshacer tus uñas, ¡literalmente! Mantenerlas hidratadas es crucial, especialmente en invierno. Aplicar a diario un aceite nutritivo para cutículas o una crema de manos ayuda a prevenir la sequedad y las grietas. Piensa en ello como si le dieras a tus uñas un mini tratamiento de spa cada día.
Limitar los tratamientos agresivos como los acrílicos o las uñas de gel puede proteger la fuerza natural de las uñas. Aunque tienen un aspecto fabuloso, pueden eliminar la hidratación de las uñas y debilitarlas. Dale a tus uñas un respiro de vez en cuando, para que respiren y recuperen su resistencia natural.
Además, los guantes son los mejores amigos de tus uñas. Cuando limpies o friegues los platos, utiliza guantes de goma para proteger las uñas de los productos químicos agresivos y del agua, que pueden provocar grietas. Es un pequeño hábito, pero ayuda mucho a preservar la salud de las uñas. En la página siguiente encontrarás un truco secreto.