El interior parecía realmente inhabitable al principio, estaba lleno de basura y hacía un frío y una humedad increíbles. Pero, sin más remedio, se puso manos a la obra para hacer que el lugar fuera confortable. Y el interior no fue lo único que cambió. Para que el cobertizo se sintiera realmente como en casa, Sarah decidió arreglar también el exterior. Con una mano de pintura y algunos toques decorativos.
Pero no se detuvo ahí. Añadió algunas luces a lo largo del camino para iluminar la entrada por la noche y sustituyó algunas ventanas. Ahora, el cobertizo parece un verdadero hogar, por dentro y por fuera. La transformación no sólo es impresionante, ¡es inspiradora!
Pero el cambio más increíble se produjo en el interior del cobertizo. En la página siguiente, podrás echar un vistazo al acogedor y elegante espacio que ha creado: ¡está completamente irreconocible!