Cuando finalmente llegó el día en que Betty presentó su pequeña casa a sus vecinos, no podían creer lo que veían. El exterior de la casa, del que una vez se burlaron y se rieron, ahora era una obra de arte hermosa y única. En lugar de un montón de tierra, como la llamaron una vez, la casita parecía una cabaña de cuento de hadas.
Estaban avergonzados por sus pensamientos críticos y su forma negativa de pensar porque estaban equivocados todo el tiempo. Sin embargo, cuando caminaron por la casa, no pudieron evitar la sensación de que la casa les recordaba algo. Cuando Betty les contó su historia, se quedaron boquiabiertos…